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El barbero del baloncesto que cambió los tenis rotos por esperanza

foto de Michael ordoñez Barbero


En cada ciudad hay héroes anónimos.  


Por ejemplo, en Cali, el mío se llama Michael Ordoñez, quien es mi hermano del medio y es ese tipo de persona que uno no sabe si admirar o imitar, porque mientras muchos hablan de ayudar, él simplemente lo hace. 


Michael fue jugador de la Liga Vallecaucana, en el que su paso fue breve, no por falta de talento, sino por exceso de carácter. 


A mi hermano cuando algo no le gusta, se le nota en la cara, y la liga, con todos sus enredos y desorganización, le sacó más caras largas que un partido sin público. 


Eso sí, el amor por el baloncesto nunca se fue y todavía juega por los laditos, en torneos aficionados, como quien no puede soltar el balón aunque diga que “ya no está en eso”. 

Hoy reparte el mismo estilo que tenía en baloncesto, pero desde su barbería, donde corta con precisión, estilo y cero drama (bueno, casi). 



foto de Michael ordoñez Barbero

Maic es amante de la música y la moda black American y en su silla se sientan jugadores de baloncesto profesional, artistas y esos amigos que dicen “solo quiero que me emparejes un poquito” y salen con corte nuevo y autoestima renovada. 


Sin embargo, detrás de cortes perfectos y las fotos de Instagram, tiene la misión más silenciosa (aunque igual de poderosa):


El barbero del baloncesto que cambió los tenis rotos por esperanza de darle zapatillas dignas a esos pelados que entrenan con tenis que ya pidieron jubilación hace rato. 



Sí, en pleno 2025, todavía hay chicos que entrenan con tenis agujereados, suelas sueltas o zapatos que parecen haber sobrevivido a tres temporadas de la NBA y dos de guerra.  


Algunos usan calzado que ni siquiera está hecho para jugar baloncesto,  exponiéndose a lesiones por el simple hecho de perseguir su sueño. 


Y mientras muchos los ignoran, Michael no. 


Él se mueve, pide, busca, negocia, y consigue pares de zapatillas de juego para que esos jóvenes puedan entrenar sin miedo a romperse los tobillos ni los sueños de llegar a la cima del baloncesto. 


Michael no tiene fundación, ni logo, ni discurso político, pero tiene corazón, tijeras, y una visión más clara que muchos líderes, de ver a los chicos de su ciudad jugando con dignidad. 



La NBA no sabe lo que se pierde 


Si la NBA supiera lo que pasa en Cali, seguro mandaría un cargamento de zapatillas firmadas.  


Pero como eso no pasa, aquí estamos nosotros los humanos normales, los que podemos hacer la diferencia sin millones en la cuenta. 


Michael no pide nada, pero yo sí voy a pedir algo por él: 


Que dones un par de tenis nuevos o usados (pero decentes, por favor), o incluso un aporte para comprar zapatillas de alto rendimiento. 


Porque aunque parezca un simple par de zapatos, en el baloncesto eso es el pasaporte a seguir soñando sin dolor. 


 

¿Por qué esto importa? 


Porque el talento sobra, pero los recursos faltan. 


Porque en cada cancha de barrio hay un chico con el mismo fuego que tenía LeBron a los 14, solo que con las suelas despegadas. 


Y porque cuando alguien como Michael decide hacer algo, sin buscar aplausos ni titulares, lo mínimo que podemos hacer es ayudarle a multiplicar ese gesto. 

 


 

La ironía divina del asunto 


Vivimos en una era donde la gente gasta más en tenis para “verse fit” en el gimnasio que en apoyar a un jugador que realmente los necesita para competir. 


Pero bueno, la vida es así, en donde algunos presumen el outfit, otros hacen que los sueños corran más rápido. 


Así que si te sobra un par de tenis (o unos pesos), en vez de dejarlos acumulando polvo emocional en el clóset, mándalos a donde pueden hacer historia. 


Y si no puedes donar, compártelo. Quizá el mensaje llegue a alguien que sí pueda hacerlo. 




¿Cómo puedes donar (sin tener que vender un riñón)? 


No necesitas ser millonario ni influencer para marcar la diferencia.  


Solo hay tres formas sencillas de sumarte a esta jugada solidaria: 



1. Dona un par de zapatillas 


¿Tienes unos tenis de baloncesto que aún pueden lucir en otra cancha?  Lávalos, desempólvalos, y mándalos a nuestra base de operaciones en Cali.

 

Cada par puede cambiarle la historia a un chico que hoy entrena descalzo en físico, pero no en pasión. 


(Puedes escribirle a Maic al DM de su instagram @mwoa1984 para coordinar la entrega). 

2. Aporta lo que puedas 


¿No tienes tenis, pero sí corazón (y cuenta bancaria)?  Tu donación —del tamaño que quieras— nos ayuda a comprar zapatillas nuevas de alto rendimiento.


Nada de tenis plásticos ni suelas de papel, sino de calzado digno de un crossover serio. 

 3. Comparte esta historia 


A veces el impacto no viene del bolsillo, sino del eco.  


Cada vez que compartes este artículo, le das más visibilidad a una causa que merece titulares. 


 Así que dale al botón de compartir como si fuera el último tiro del partido. 




El cierre del juego 


foto de Michael ordoñez Barbero

Esta historia no trata de caridad, sino que se trata de dignidad de no dejar que el talento se quede cojeando por falta de suela, y de reconocer que el amor por el baloncesto puede ser tan contagioso como un buen corte en la barbería de Michael. 


Y si después de leer todo esto no vas a donar —tranqui, no te juzgo—, no todos nacimos para ser filántropos. 


Pero puedes suscribirte aquí abajo al blog de AMUCOACH, que no cuesta nada y puedes fingir que estás trabajando en tu crecimiento personal mientras revisas el correo. 


Y quién sabe, tal vez el próximo artículo sí te mueva a abrir tu corazón (y la billetera). :)


Para despedirme te digo la frase del día:


Los héroes no siempre usan capa. A veces usan delantal de barbero y huelen a aftershave. 

Nos vemos pronto,


¡Mungu Akubariki!


1 comentario

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Elkin Camacho
26 oct
Obtuvo 5 de 5 estrellas.

Excelente ,estos son los seres fe verdadera luz que pasaron al nuevo sistema

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