Cómo motivar a un chico a levantarse tras una lesión en el basquetbol
- El Profe Henry

- 4 oct
- 4 Min. de lectura

¿Alguna vez has visto a un joven en la cancha que, tras una torcedura leve o simplemente por fatiga, actúa como si hubiera perdido el pie entero?
Es como si se activara el modo telenovela en la que presenta mirada perdida, cojera exagerada, y el clásico “profe, no puedo más”, pero cuando llega el fisioterapeuta, encuentra la sorpresa de que no hay lesión. Lo que hay es fatiga, falta de estiramiento o miedo disfrazado de dolor con un poco de teatro.
A esto lo llamamos la famosa "Fiebre del Pie Fantasma" o la "Teoría de la Media Bota". En la que el cuerpo tiene un dolor leve (digamos un 10%), pero la mente lo amplifica al 100%, convirtiéndola en la excusa perfecta para evitar el esfuerzo, el riesgo de fallar o la presión de un partido ajustado.
El básquetbol infantil y juvenil está lleno de escenas como esta, en donde, muchas veces, el dolor es real, pero la interpretación que se hace de él lo convierte en una muralla mental más alta que cualquier oponente en la cancha.
Entonces, ¿Cómo motivamos a ese joven para que se levante y vuelva a jugar? Porque detrás de ese gesto hay una mente que necesita ser entrenada tanto como el cuerpo.
¿Por qué es importante hablar de esto?
Porque, Cuando un jugador con dolor leve pide el cambio o baja su intensidad, está buscando una justificación externa para una rendición interna. El banquillo no solo le da descanso físico, le da la coartada emocional para no afrontar el reto.
Eso se traduce en:
Desmotivación.
Pérdida de minutos en cancha.
Falta de confianza en sí mismo.
Si como entrenadores o padres no ayudamos a reencuadrar ese pensamiento, corremos el riesgo de formar jugadores que abandonan al primer obstáculo, dentro y fuera del deporte, porque, la verdadera lesión no es el esguince, es la fractura de confianza.
"Si ayudamos a nuestros chicos a levantarse hoy, les damos herramientas para toda la vida."
Testimonio de deportista sobre superar lesiones
Recuerdo las palabras de Sergio Llull, jugador del Real Madrid y la selección española, tras un esguince en pleno torneo:
“Sentí miedo de volver a apoyar el pie, pero mi entrenador me dijo: ‘Tú decides si el dolor te detiene o te impulsa’. Me di cuenta de que la verdadera victoria era mental. Volví más fuerte, no solo físicamente, sino de cabeza.”
El mismo Stephen Curry reconoció que las lesiones en tobillos al inicio de su carrera casi lo hacen renunciar:
“Llegué a pensar que tal vez el baloncesto no era para mí. Pero aprendí que la rehabilitación también era entrenamiento, y que mi mente debía estar más fuerte que mi tobillo”.
Otro ejemplo es Derrick Rose, quien dijo tras su regreso:
“No es solo tu cuerpo el que sana, también tu mente tiene que convencerse de que puedes volver”.
Cómo motivar a un chico a levantarse tras una lesión en el basquetbol
Estas técnicas interrumpen el bucle mental de justificación y obliga al cerebro a enfocarse en la tarea y no en la sensación.
Pregunta que deberías hacerte
Si me quedo en el banquillo o en la casa por este dolor que no es grave, ¿qué le estoy enseñando a mi mente sobre la adversidad y sobre el valor de mi compromiso con el equipo?
Respuesta del Sabio Baloncesto
El justo cae siete veces y vuelve a levantarse." — Proverbios 24:16
En el deporte, como en la vida, no se trata de cuántas veces caes, sino de cuántas veces decides levantarte. Cada caída es una oportunidad para entrenar tu fe, tu coraje y tu carácter.
Mini desafío para el jugador
En lugar de decir: "Mi pie duele, así que no puedo defender fuerte."
Decir: "Sí, mi pie me molesta, y voy a enfocarme en mis manos para robar el balón."
En lugar de decir: "Estoy cansado, así que no voy a correr mucho."
Decir: "Sí, estoy fatigado, y voy a usar mi energía restante para un ataque a la canasta agresivo."
Estimado Entrenador, Padre.
Eres el principal arquitecto de la fortaleza mental de ese joven.
El baloncesto es solo un laboratorio para la vida.
El chico que aprende a jugar a pesar de una molestia es el adulto que sabrá liderar una empresa o una familia a pesar de los desafíos.
Enséñale que una rodilla raspada cura en días, pero una mentalidad derrotada puede tardar una vida en recuperarse.
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¡Mungu akubariki!





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